Anna Pavlova
Anna Matveyevna Pavlova (ruso: Анна Матвеевна Павлова) (San Petersburgo, 31 de enero jul./12 de febrero de 1881 greg. — La Haya, 23 de enero de 1931) fue una bailarina rusa. De talento y carisma excepcionales, fascinó al mundo de la danza a finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX. Su extraordinario talento y sus interpretaciones extremadamente personales dieron un nuevo sentido al ballet clásico. Era la artista principal del Ballet Imperial Ruso y de los Ballets Russes de Sergei Diaghilev. Pavlova es más reconocida por su creación del papel de *La Muerte del Cisne* (The Dying Swan) y, con su propia compañía, se convirtió en la primera bailarina en viajar por el mundo, incluyendo América del Sur, India y Australia.
Nacida de madre soltera, en el seno de una familia de campesinos pobres, no le gustaba hablar de su padre, afirmando que él murió cuando tenía dos años de edad. Los historiadores afirman que él era un soldado judío al momento de su nacimiento y más tarde un comerciante. A los ocho años, como regalo de cumpleaños, su madre la llevó a asistir al espectáculo de ballet: *La Bella Durmiente* en el teatro Mariinsky. Se emocionó tanto que decidió, a partir de ese día, dedicarse a la danza.
Intentó entonces ingresar en la Escuela Imperial de Ballet de San Petersburgo, pero fue rechazada debido a su corta edad y baja estatura. En 1891, a los diez años, logró ingresar en la academia. Desde temprano, reveló un gran talento para la danza clásica. En su formación, tuvo clases con los más famosos profesores de la época: Pavel Gerdt, Christian Johansson, Ekaterina Vazem y Nikolai Legat.
Se graduó en 1899 a los dieciocho años de edad. A continuación, ingresó en el cuerpo de ballet del "Ballet Imperial Ruso" de San Petersburgo. Era el comienzo de su exitosa carrera. Su escenario en esta época era el teatro Mariinsky. Carismática, logró captar la atención del Maestro Marius Ivanovich Petipa, escalando rápidamente posiciones de destaque entre las bailarinas: en 1902 era segunda solista; en 1905 "Première Danseuse" y finalmente en 1906 "Prima Ballerina".
Al final del siglo XIX, el ideal de la bailarina era tener un cuerpo compacto y musculoso, para poder cumplir con los requisitos técnicos y de rendimiento en las danzas. Anna Pavlova cambió esta visión. Por su figura femenina, graciosa y delicada, y por su modo personal de danzar (tenía una forma especial de ejecutar el "En Pointe", que en su época causó polémica, pero que con el tiempo se convirtió en estándar), comenzó a ganar destaque en los ballets en los que actuaba y a reunir fans entusiastas. Para la legión de admiradores, ella era la Pavlovtzi.
En 1908 debutó en París, en el Théâtre du Châtelet, con los Ballets Russes de Serguei Diaghilev. De 1908 a 1911, se presentó con la compañía de Diaghilev, dividiendo su tiempo profesional entre las giras y las presentaciones en el teatro Mariinsky. En 1913 dejó el "Ballet Imperial" y comenzó a presentarse por su cuenta, siendo empresariada por Victor d'Andre.
En 1914, al inicio de la Primera Guerra Mundial, dejó Rusia definitivamente y se mudó a Londres, fijando residencia en la casa que adquirió en 1912, denominada "Ivy House". Durante la guerra, excursionó frecuentemente en EE. UU. y América del Sur, habiendo presentado en 1918 en el Teatro da Paz en Belém do Pará. También estuvo en Asia, Oriente y Sudáfrica.
Danzó para reyes, reinas e imperadores de toda Europa. Sarah Bernhardt e Isadora Duncan eran sus admiradoras. En la década de 1920 se presentó en el Teatro Municipal de São Paulo y en el Teatro Municipal de Río de Janeiro. En 1924, se casó con Victor d'Andre, su empresario.
En el período navideño de 1930, Pavlova tomó tres semanas de descanso de una gira que realizaba por Europa. Al volver al trabajo, cerca de La Haya en los Países Bajos, el tren en el que viajaba tuvo que detenerse debido a un accidente ocurrido cerca de la vía. Curiosa, bajó para ver lo que había sucedido, vistiendo ropas muy ligeras para la temporada (un fino abrigo sobre una camisola de seda) y caminando por la nieve. Días después, sufrió de una fuerte neumonía. Tras un breve sufrimiento, murió de pleuritis el 23 de enero de 1931, en la cima de su fama y cerca de cumplir cincuenta años. Según testigos, sus últimas palabras, tras pedir que le prepararan su traje de *La Muerte del Cisne*, fueron: "Ejecuta el último compás bien suave".