La Historia de Sevilla
Sevilla tiene una historia rica y fascinante. Los romanos, que gobernaron España durante más de seis siglos, establecieron allí una colonia que llamaron Italica, la cual puede ser visitada en la actualidad.
Los romanos cambiaron por completo la faz de las ciudades y campos, construyendo acueductos y largas vías de comunicación para unir los principales centros de población. Hoy podemos admirar algunos objetos de aquella época en el excelente Museo Arqueológico.
Sin embargo, fue la civilización musulmana la que tuvo una mayor influencia sobre la ciudad. Su dominio duró unos 800 años en Andalucía, desde 711 hasta 1492, cuando los Reyes Católicos conquistaron Granada. Algunos de los principales monumentos de la ciudad pertenecen a esta época, como la Torre del Oro, Torre de la Plata, La Giralda, El Patio de los Naranjos, El Barrio de Triana, Las Murallas de la Macarena y El Alcázar. Más tarde, el arte Mudéjar también dejó su impronta con bellos edificios como el Palacio de Pedro I, parte de los Alcázares Reales de Sevilla. Hay varias iglesias mudéjares de este periodo, incluyendo la iglesia de San Marcos, la iglesia de Santa Catalina y la iglesia de San Pedro.
Sorprendentemente, la arquitectura Mudéjar continuó vigente incluso mucho después del periodo musulmán. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en la Casa de Pilatos, uno de los edificios más bellos que se pueden visitar en Sevilla.
Tras la caída de Granada a manos de los cristianos, España entró en una época de expansión y prosperidad. La conquista del Nuevo Mundo hizo que Sevilla se convirtiera en una de las ciudades más influyentes de toda Europa, aunque mucha de esta riqueza fue a parar a manos del trono de los Habsburgo. La Guerra de Sucesión, que duró 13 años, colocó a los Borbones en el trono, y tras el Tratado de Utrecht, se cedió Gibraltar al Imperio Británico. Posteriores alianzas con Francia involucraron a España en las Guerras Napoleónicas.
Tras la batalla de Trafalgar, el monarca español, Carlos IV, abdicó y Napoleón Bonaparte situó a su hermano José en el trono español. Después de varias guerras y rebeliones y con la ayuda británica, los franceses fueron finalmente expulsados de la Península. A esto siguió la restauración de los Borbones en el trono y una paulatina debilidad y pérdida de colonias de España.
Durante el siglo XVIII, España entró en una larga recesión económica que posteriormente desembocó en guerras y conflictos políticos de toda índole, que en última instancia culminaron en la Guerra Civil del siglo XX.
Muchos de los edificios históricos más recientes provienen de la Exposición Iberoamericana de 1929, incluyendo la Plaza de España y el Parque María Luisa.
En 1992 tuvo lugar una celebración similar con la Expo, que atrajo numerosos visitantes de todo el mundo.