Un cementerio de vampiros en Polonia
Mientras se realizaban unas obras en una carretera próxima a la ciudad de Gliwice, en el sur de Polonia, los obreros se quedaron de piedra al descubrir cuatro cadáveres bajo tierra. Lo más impresionante fue la forma en que estos cuerpos estaban enterrados. En ninguno de los cuerpos se encontraron pertenencias personales, habían sido decapitados y sus cabezas colocadas entre las piernas, además de habérseles colocado piedras sobre el cráneo, una práctica tradicional de la antigüedad cuyo objetivo era evitar que los vampiros volvieran de la tumba.
Arqueólogos de toda Europa se encuentran ante la posibilidad de haber hallado un nuevo enterramiento de vampiros, algo similar a lo que ocurrió en el monasterio de Sozopol, donde se hallaron dos cuerpos con el pecho atravesado mediante una vara de hierro. Según el historiador Bozhidar Dimitrov, esta costumbre fue comúnmente utilizada en muchas aldeas de Bulgaria hasta principios del siglo XX.
Este misterioso lugar de enterramiento ha sido datado entre los siglos XV y XVI, época en que la creencia en los vampiros estaba en pleno auge en la Europa del Este, y se encuentra cerca de lo que antaño fuera un lugar dedicado a las ejecuciones mediante la horca. Hasta el momento se han hallado 43 tumbas, aunque solo 17 cuerpos, y solo 4 de ellos presentan las curiosas condiciones de enterramiento «para vampiros». Actualmente, los historiadores esperan encontrar más datos sobre este lugar en los registros de la iglesia sobre estas ejecuciones, y los cuerpos serán estudiados en busca de pistas para conocer las causas de su fallecimiento y su edad.
La creencia en entidades semi-inmortales que se alimentan a base de beber la sangre de sus víctimas es casi tan antigua como la civilización, conociéndose las primeras leyendas en la antigua Mesopotamia. El mito del vampiro tal y como lo conocemos hoy es relativamente reciente y se originó hace algunos siglos en el sureste de Europa.