Pedro el joven del bar de La Palma
Daniel, es un joven natural de Tenerife que se encuentra en La Palma por motivos laborales. El 29 de Junio de 2002, día de la festividad de San Pedro, se encuentra almorzando en un conocido restaurante de Santa Cruz de La Palma. Mientras da buena cuenta de los platos servidos por un joven camarero, se percata de que un chaval, de unos treinta años aproximadamente y que va ataviado con un traje “pasado de moda” para su edad, lo observa fijamente desde hace varios minutos. La insistencia de su mirada es tal que Daniel llega a encontrarse realmente incómodo hasta el punto de levantarse de su asiento e increparle educadamente su actitud. Ante tal hecho, el extraño personaje le pide disculpas y a continuación le proporciona información muy íntima sobre él, detalles y nombres de su familia que sólo los miembros de ésta podían conocer. Daniel se queda perplejo ante lo absurdo de la situación y lo único que se le ocurre es preguntarle su nombre, ante lo que él responde que Pedro y que si desea saber más sobre su persona que acuda a una dirección muy cercana a un terrero de Lucha Canaria situado en San Pedro. Tras esto, el enigmático muchacho sube a un coche y desaparece.
Daniel llama a su madre para contarle todo lo sucedido apenas unos minutos después. La madre le aconseja que visite la dirección dada por el joven, ya que podría tratarse de algún familiar, puesto que, según su madre, hacía tiempo que habían perdido el contacto con algunos primos nacidos en la isla bonita. Daniel no pierde el tiempo y al día siguiente se traslada a la dirección descrita. Se encuentra con una pequeña casa de aspecto humilde y llama a la puerta en varias ocasiones, no obteniendo respuesta en ninguna de ellas. Cuando se disponía a volver sobre sus pasos, un anciano le abre el pórtico y le pregunta qué desea. El joven tinerfeño pregunta por Pedro, ante lo cual el anciano responde que él es Pedro. Daniel le explica que debe haber un error, que la persona que busca es mucho más joven y lo describe físicamente. El viejo, visiblemente afectado, le comenta que la persona que busca es su hijo y que había fallecido hacía varios años en un trágico accidente. Daniel, sin dar explicación alguna, se despide del anciano y huye confuso con lo sucedido.
