OS LUSÍADAS Luís de Camoés (Canto Quinto XLVI a L)
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XLVI.
«Otro vendrá también de ilustre fama,
Liberal, caballero, enamorado,
Y consigo traerá la hermosa dama
Que amor por gran merced habrále dado:
Triste destino y negro mal lo llama
A este mi reino; que implacable, airado,
Para largos trabajos y excesivos,
De gran naufragio dejarélos vivos.
XLVII.
«Verá de sed morir sus hijos caros,
Con tanto amor formados y nacidos;
A los Cafres verá quitar avaros,
A la dama pulida sus vestidos;
Y los de blanca nieve miembros raros,
Al aire, al frío, al mar verá ofrecidos,
Después de haber pisado largamente,
Con sus mórbidos pies la arena ardiente.
XLVIII.
«Y ver podrán los ojos que escaparen
De tanto mal y negra desventura,
El final que los tristes alcanzaren
En la implacable y férvida espesura:
Pues luego que las piedras ablandaren,
Con lágrimas de insólita amargura,
De su prisión con vencedoras palmas,
Abrazados verán salir sus almas.»
XLIX.
«Más quería ir diciendo el mónstruo horrendo,
De nuestra suerte y hados, cuando erguido
Dije: -«¿Y quién eres tú? Que ese estupendo
Cuerpo en verdad me tiene sorprendido.»
La boca y negros ojos retorciendo,
Y dando un espantoso y gran bramido,
Me respondió con voz lenta y no clara,
Cual si de la pregunta le pesara:
L.
-«Yo soy aquel oculto y grande Cabo
A quien llamáis vosotros Tormentorio:
Que nunca á Pompio, Toloméo, Estrabo,
Plinio, ni á cuantos fueron, fue notorio.
Yo la costa del África aquí acabo
Con el mi nunca visto promontorio,
Que para el polo Antártico se extiende,
A quien vuestra osadía tanto ofende.
