Los Dragones en la Iconografía Cristiana: San Jorge, Santa Margarita y Santa Marta
La leyenda de San Jorge se inicia con la obra de Jacobo de la Vorágine, arzobispo de Génova. A mediados del siglo XIII escribe “Legenda Sanctorum” (Lecturas sobre santos), que pasará a ser conocida como “Legenda aurea” (Leyenda dorada). Recoge una compilación de la vida de 180 mártires y santos, teniendo como fuente los evangelios. Sin intencionalidad documental ni histórica, su objetivo era más bien moralizante y didáctico. Pretendía cristianizar a través de la vida modélica de los hijos preclaros de la Iglesia. Gran parte de la iconografía con la que se representaron los santos a partir de ese momento estuvo basada en los relatos que de ellos se hacían en su libro.
San Jorge y su lucha contra el dragón
En este episodio se mezcla la tradición del milagro de Santa Marta y el monstruo Tarasca.
De San Jorge de Capadocia (Turquía) apenas existen otros datos que aquellos que se refieren a su nacimiento en Lidia (circa 270) y a su muerte en Nicodemia hacia el año 303. Según su leyenda, conocida a partir del siglo IV, fue hijo del oficial romano Geroncio y de su esposa Policromía. Recibió una esmerada educación y, desde muy joven, se unió al ejército, siguiendo los caminos de su padre. Antes de cumplir los treinta años ya fue nombrado tribuno, siendo destinado a cumplir servicio en la guardia personal del emperador Diocleciano. Cuando el emperador decretó la persecución a los cristianos, a Jorge se le ordenó participar en la represión, a lo que se negó declarando abiertamente su condición de cristiano. Detenido, fue interrogado bajo tortura, juzgado y condenado a ser decapitado entre las murallas de Nicomea. Su cuerpo fue transportado a Lidia, donde recibió sepultura.
Vorágine cuenta cómo el santo se encontró con una doncella que iba a ser devorada por un dragón, al que había sido entregada como tributo. San Jorge consigue matarlo con su lanza y le pide a la doncella que se lleve al monstruo atado a la ciudad. Nos resulta fácil establecer paralelismos entre este relato y el de Perseo liberando a Andrómeda de Medusa. En ambas leyendas observamos distintos matices, que convierten a la primera en una tradición con fundamentos más realistas en relación con la segunda, que adquiere connotaciones de relato caballeresco.
La historia de Santa Margarita y su lucha contra el dragón
La historia de Santa Margarita tiene raíces de origen griego. También aparece en la “Leyenda dorada”, seguramente inspirada o influenciada por el mito de Pelagia (Medusa). Cuenta que el gobernador Olibrio se enamoró de ella, atraído por su belleza, pero esta se negó a sucumbir a sus requerimientos. Encerrada en un calabozo, un demonio en forma de dragón la devoró. Con el crucifijo que llevaba siempre consigo, la santa rasgó desde dentro el vientre del diablo, logrando liberarse. Enlazamos aquí con otro mito: Jonás liberado del estómago de la ballena. Finalmente, y tras sufrir varios tipos de torturas, Margarita fue, como San Jorge, decapitada.
Santa Marta y la lucha contra el dragón "Tarasca"
Santa Marta era hermana de Lázaro y María de Betania, esta última identificada con María Magdalena. Según cuentan los evangelios, los tres eran grandes amigos de Jesús. A su muerte, viajaron a Francia (48 d.d.C). Estando Marta en Tarascón (Provenza), un dragón con el nombre de "Tarasca" sembraba el miedo entre sus habitantes. La santa, con agua bendita, una antorcha y repitiendo las palabras de Cristo, logró derrotarlo. Dominó a la bestia con sus oraciones y la llevó hasta la ciudad atándola con el cinturón de su vestido. Según su propia leyenda, la doncella fue enterrada en la colegiata de Tarascón.
Como ya sabemos, el nombre de María Magdalena tiene también gran resonancia en la tradición cristiana giennense. Una de las primeras iglesias que se construyeron en la ciudad, próxima a la mezquita, lleva su nombre. Está vinculada a la leyenda del Santo Grial y la Mesa de Salomón, que para muchos investigadores, fue transportada hasta la ciudad de Jaén desde Francia. Por supuesto, también al famoso Lagarto de Jaén en la Malena (Magdalena). Una vez más se entrecruzan dragones, doncellas y santos caballeros que acuden al rescate.
