La muerte de Osiris
Probablemente uno de los mitos más conocidos del Antiguo Egipto es el asesinato de Osiris, su resurrección y el nacimiento de Horus, los cuales nos hablan de problemas familiares y fratricidio como instrumento para alcanzar el poder, además del conflicto entre orden y caos.
El mito nos explica que Osiris era inicialmente el gobernador del territorio de Egipto, siendo el hijo mayor de Nut y Geb. Su hermano Seth le tenía gran odio y rencor, según algunas versiones, por haber tenido relaciones con su pareja Neftis, y decidió quitarle la vida. Un día, en una fiesta, Seth trajo un ataúd en el cual se quedaría aquella persona que cupiera en él, siendo únicamente Osiris quien cabía dentro. Tras entrar en el sarcófago, Seth lo encerró y lo lanzó al río, donde murió.
La mujer de Osiris, Isis, se propuso recuperar el cuerpo, a lo que Seth respondió descuartizándolo y separando sus diversas partes. Seth, ante la muerte de su hermano, tomó el poder. Isis, con ayuda de otras deidades, logró reunir todas o casi todas las partes del cuerpo de su marido y, tras momificarlo, le devolvió a la vida. Tras ello, copuló con su marido, una unión que provocaría el nacimiento de Horus. La vuelta a la vida de Osiris traería consigo un cambio: pasaría de ser un dios de la vida a ser una deidad vinculada a la vida eterna y a la preservación y guía de los muertos en el más allá.
Asimismo, su hijo Horus y su hermano Seth también se enfrentarían por el trono durante años, con múltiples conflictos en los que ambos resultan heridos, y resultando vencedor de estos Horus, quien obtendría el legado de su padre.