La creación del Sol, la Luna y la eguzkilorea
El Sol y la Luna son astros muy importantes para el ser humano, siendo habitual que las diferentes culturas hayan realizado mitos y leyendas con respecto al momento de su creación. La mitología vasca no es la excepción. Curiosamente, la leyenda que habla de su creación también hace referencia a la creación de una flor típica y tradicional en la cultura vasca: la eguzkilorea. Se trata de una flor que ha sido utilizada tradicionalmente por el pueblo vasco como amuleto de protección contra el mal, siendo también conocida como la flor del sol. La leyenda que nos cuenta los orígenes de estos elementos es la siguiente.
Hace miles de años, cuando la humanidad solo empezaba a poblar la Tierra, el mundo estaba sumido en una constante oscuridad: ni el Sol ni la Luna existían. El ser humano estaba aterrorizado por las numerosas criaturas mitológicas con las que debía convivir y que no cesaban de atacarles desde la más completa oscuridad. Por ello rezaron desesperados a Amalur, la gran Madre Tierra, en búsqueda de ayuda y protección. La insistencia de los humanos hizo que al final Amalur decidiera ayudarles creando la Luna, como un ente luminoso que les permitiera ver.
Aunque al principio se aterrorizaron, terminaron por acostumbrarse. Sin embargo, las brujas, genios y otras criaturas también se acostumbraron, volviendo a aterrorizar a la humanidad. Esta volvió a recurrir a Amalur, rezando por una protección más poderosa. El planeta reaccionó creando el Sol, y con él el día y los vegetales.
La humanidad se acostumbró a este astro, mientras que la mayoría de criaturas que les acosaban no. Pero estas aún salían de noche, algo que hizo que las personas pidieran ayuda por tercera vez. La Tierra decidió volver a responder, por última vez: creó la eguzkilorea o flor del sol, la cual puesta en las puertas durante la noche hace que las criaturas nocturnas piensen que están ante el Sol y no se acerquen temiendo su luminosidad.