La cadena entre dos torres
La Torre del Oro es una construcción de origen defensivo, y alrededor de ella han surgido varias leyendas a lo largo del tiempo. Una de las más conocidas es la de la cadena que unía dos torres a través del río Guadalquivir, impidiendo el paso de los barcos.
La Realidad tras la Leyenda de la Cadena
Se dice que las torres defensivas estaban unidas por cadenas que atravesaban el río, creando una barrera infranqueable. Sin embargo, esto es falso. Las fuentes históricas hablan de una barrera, pero esta estaba formada por barcazas amarradas entre sí, casi como un puente, para impedir el paso de otras embarcaciones.
Esta barrera se mantuvo inexpugnable hasta 1248, cuando el almirante Ramón Bonifaz, bajo las órdenes de Fernando III el Santo, logró romperla. Remontando el Guadalquivir con barcos de proas reforzadas y aprovechando la fuerza de la marea, atravesó la línea de barcazas y permitió la conquista de Sevilla.
Por esta hazaña, la Torre del Oro aparece en el escudo de Cantabria, junto con una nao, la cadena rota y dos cabezas musulmanas.
El Mito del Resplandor Dorado
Otra leyenda se refiere al brillo especial de la Torre del Oro, que ha llevado a creer que su superficie estaba recubierta de azulejos dorados que reflejaban la luz del sol. Esta creencia es también falsa.
Cuando la torre fue restaurada en 2005, se descubrió que su revestimiento estaba compuesto por una mezcla de cal y paja prensada. Las pequeñas partículas de paja son las que provocan los brillos dorados que se perciben en la superficie de la torre. Los árabes, expertos constructores, sabían aprovechar materiales humildes como la cal y el ladrillo, haciéndolos parecer nobles con ingeniosos trucos como este.