Fulcanelli, el misterioso alquimista invisible
El alquimista Fulcanelli es un personaje del que se han escrito numerosas historias, y pese a ello incluso su verdadera identidad continúa siendo tema de debate. El secretismo con que llevaba sus asuntos no hizo sino sembrar el campo de los rumores, y son rumores y leyendas lo que conforman su hasta ahora incompleta biografía. La mayoría de versiones nos hablan de un hombre nacido en Francia en 1877, de una vida consagrada a la alquimia y de un fallecimiento en la pobreza en 1932, apenas doce años después de comenzar su leyenda, la leyenda de un hombre al que nadie pudo ver jamás.
Gracias a sus amigos Eugenio Canseliet y Juan Julián Champagne, comienza a correr el rumor por todo París de que un eminente y acaudalado alquimista está cerca de dar con la piedra filosofal, y este no es otro que el propio Fulcanelli. Para frustración de los círculos esotéricos, cada vez más ansiosos de conocer a tal personaje, el esquivo alquimista no se deja ver en público, siendo sus amigos los únicos que pueden hablar con el «maestro». Hasta su propio nombre parece esconder un significado oculto y hay quienes afirman que es una derivación de Vulcano-Helios.
Sin embargo, nos dejó un valioso testimonio escrito, siendo el autor de tres de los más importantes trabajos sobre alquimia que se han redactado: Le Mystère des Cathédrales (1922), Les Demeures Philosophales (1930) y un tercero inconcluso titulado Finis Gloriae Mundi, en el que Fulcanelli pretendía desvelar las principales cuestiones que durante siglos habían buscado los alquimistas. En sus obras, además de la alquimia, se habla de los símbolos herméticos y de la relación entre el arte sacro y las ciencias esotéricas.
Entre las posibles identidades de Fulcanelli se encuentran personajes tan ilustres como el pintor Julien de Champagne, el astrónomo Camille Flammarion, el doctor Alphonse Jobert, el físico Jules Violle o el mismísimo conde de Saint Germain, entre otros muchos. Todos ellos tienen en común un amplio nivel de conocimientos sobre diversas materias, además por supuesto de haber sido sus contemporáneos. Se sabe que pasó la mayor parte de su vida en Francia, aunque visitó España en varias ocasiones para estudiar de primera mano el arte gótico medieval, y poder elaborar sus teorías sobre la codificación de información en la arquitectura.