El incierto final del pirata Avery
Henry Avery (también conocido como Everey, John Avery o “Long Ben”), fue uno de los piratas más célebres de su tiempo. Solo necesitó un año de navegación bajo el Alegre Roger para convertirse en el pirata más famoso de su época. Avery es uno de los pocos piratas históricos que no murió en combate ni fue ajusticiado. Tras su golpe más exitoso, desapareció sin dejar rastro, lo que alimentó numerosas leyendas sobre su destino. Aunque nadie sabe con certeza qué ocurrió con él, las hipótesis apuntan a que logró disfrutar del botín que obtuvo.
Avery nació en Plymouth hacia 1660. Durante su juventud, trabajó en diversos barcos mercantes, una vida que parecía desperdiciar su talento. Sin embargo, todo cambiaría a principios de 1694 cuando se enroló como primer oficial en el barco Carlos II, de 46 cañones, bajo el mando del corsario Gibson.
Las autoridades españolas habían contratado al Carlos II en una época de paz con Inglaterra, para incorporarlo a la flota que protegía los galeones de América. El barco zarpó inicialmente hacia La Coruña y luego al puerto de Cádiz, esperando órdenes para dirigirse al Nuevo Continente. La espera se alargó, y la tripulación se impacientó. Así comenzaron a gestarse rumores de insubordinación.
El motín estalló a la cabeza de Henry Avery, quien vio en ello su oportunidad. El día terminó con el capitán Gibson y sus oficiales en un pequeño bote, lanzando juramentos mientras observaban cómo su antiguo barco, ahora bajo el mando de Avery, se alejaba rápidamente hacia mar abierto.
Avery, ahora capitán del Carlos II rebautizado como Fancy, abandonó la bandera inglesa y comenzó su andanza como pirata. Dirigió su rumbo hacia el sur, con destino al cabo de Buena Esperanza, y en su viaje capturó varios barcos, incluyendo dos ingleses y uno danés, todos transportando madera. Más tarde, en las costas de Guinea, capturaron un barco negrero que solo desvalijaron, pues Avery tenía otros planes más lucrativos.
Tras doblar el cabo de Buena Esperanza, Avery y su flota llegaron a la isla de Madagascar, donde se unieron a otros barcos piratas, como el de Thomas Tew, conocido como “El pirata de Rhode Island”. Desde allí, Avery y sus aliados acecharon los barcos que transitaban por el mar Rojo, buscando nuevas oportunidades para hacer su fortuna.
En una mañana de finales de agosto, dos barcos de gran tamaño, el Ganj-I-Sawai (el mayor barco de la flota del Gran Mogol) y su navío escolta, pasaron cerca del Fancy. Los barcos llevaban a personajes importantes del imperio mogol en peregrinación desde la India hacia La Meca.
Avery, tras rendir rápidamente al barco escolta, atacó al Ganj-I-Sawai, un navío superior en tamaño y armamento. Sin embargo, la suerte favoreció a los piratas: uno de los cañones del Ganj-I-Sawai explotó, dañando su puente y causando caos en la tripulación. Avery aprovechó la oportunidad, abordó el barco y, tras más de dos horas de combate, obligó a los indios a rendirse.
El botín fue enorme. El Ganj-I-Sawai llevaba cofres llenos de oro y joyas, que tras el reparto dejaron a cada pirata con 1000 libras. Esta suma fue suficiente para que los piratas pudieran retirarse del mar y vivir una vida acomodada. Sin embargo, este saqueo provocó un conflicto diplomático entre el Gran Mogol e Inglaterra, y las autoridades británicas pusieron precio a la cabeza de Avery y su tripulación.
Se dice que Avery regresó al Atlántico y visitó varios puertos en América, donde, mediante sobornos, los piratas pudieron desembarcar. Adoptaron identidades falsas y se dispersaron por el continente. Veinticuatro de ellos intentaron regresar a Inglaterra, pero al llegar fueron descubiertos, detenidos y juzgados. Seis fueron ahorcados, y los demás fueron deportados a la colonia de Virginia.
¿Qué ocurrió con Henry Avery? Algunos afirman que regresó a Inglaterra, viajó por Irlanda y adoptó el nombre de Benjamín Bridgeman. Se hizo pasar por un terrateniente que había hecho fortuna en las Barbados, pero con el tiempo su riqueza se evaporó debido a su propio derroche y el chantaje de mercaderes que conocieron su verdadera identidad. Finalmente, Avery murió en la miseria en las calles de Londres, sin dinero ni para pagar su lápida.
Sin embargo, existe una versión más romántica. Según esta historia, en el Ganj-I-Sawai viajaba una hija del Gran Mogol, y entre ella y Avery surgió una historia de amor. Avery decidió abandonar su vida como pirata y se quedó en Madagascar, donde se casó con la princesa. Vivió el resto de sus días en una isla del Índico, rodeado de lujo y con la compañía de su esposa.
Independientemente de cuál sea el destino real de Avery, ambas versiones contribuyen a alimentar el mito de uno de los piratas más legendarios de la historia. El lector podrá elegir la historia que más le guste.