Aspidochelone, el Mito de la Isla Viviente
La Aspidochelone, también conocida como la Tortuga Escudo, es un animal legendario procedente de la mitología griega y predecesora de otros muchos mitos de gigantescas bestias marinas. Esta criatura dio lugar a numerosas leyendas sobre islas que desaparecen y aparecen a voluntad.
La Descripción de la Aspidochelone
A la Aspidochelone se la describe como una gigantesca tortuga marina de un tamaño tan colosal que su caparazón puede ser confundido con una isla cuando esta criatura se encuentra durmiendo y permanece completamente quieta. Algunos relatos van más allá y cuentan que su caparazón está recubierto de especies vegetales, pudiendo ser confundida fácilmente con una isla exótica. Sin embargo, otras versiones la describen como un gigantesco pez, al que se conoce como Fastitocalon.
El Peligro de la Aspidochelone
Aunque no se trata de una criatura agresiva, la mitología la presenta como peligrosa debido a su colosal tamaño y apariencia de "tierra firme". Numerosas leyendas cuentan cómo los incautos marineros, tras desembarcar sobre su lomo, creen que se hallan en una isla desierta. La tragedia ocurre cuando la Aspidochelone se sumerge bajo las aguas, llevando a sus "inquilinos" a una muerte segura en las profundidades del océano.
La Historia de Simbad el Marino
En la famosa narración de Simbad el Marino, perteneciente a "Las mil y una noches", se cuenta cómo Simbad y sus marineros decidieron desembarcar en una pequeña isla que no constaba en los mapas. En mitad de la noche, un violento terremoto los sacudió, y con horror Simbad observó cómo la isla se revelaba como una gran bestia marina. La criatura se hundía bajo sus pies, llevando a muchos de sus marineros al abismo, pero Simbad logró sobrevivir por muy poco.
El Mito Irlandés de San Brandán
En el mito irlandés de San Brandán, recopilado de manuscritos de los siglos X y XI, se narran las peripecias de este abad de Clonfert durante el siglo VI. San Brandán y su tripulación de 14 monjes navegaron sin rumbo fijo durante 7 años. Durante este tiempo, desembarcaron en una extraña isla en la que no crecía ninguna planta. Cuando intentaron encender un fuego para cocinar un cordero, la isla comenzó a estremecerse. Sin embargo, en esta ocasión, no se hundió. La criatura conocida como Jasconius, un pez-isla, fue quien guió a San Brandán hasta su destino soñado, el Jardín del Edén, y la isla fue renombrada como la "Isla de San Brandán".
